Quiero sin embargo, concentrarme en esta primera entrada en el origen de este espacio y porqué después de pensar en muchos nombres (entre ellos algunos más agresivos sugeridos por mi hermano) me decidí por éste. En la vida hay muchas personas que moldean tu personalidad, tu carácter y tus principios. Pero hay una que admiras y que se convierte en una imagen que a la cual quieres imitar y sobre la cual empiezas a moldear tu vida. En mi caso y sin ninguna duda fue y es mi padre, más conocido por todos los que lo queremos como el Negro.
Al Negro yo le agradezco muchas cosas:
- Casarse con Mimi, mi madre, la mujer más maravillosa del mundo y a quien hoy extraño todos los días.
- Obedecer los consejos de mi madre que siempre le dijo que no éramos sus tripulantes, sino sus hijos. Para ser justos mi padre a pesar de su carácter fuerte fue siempre muy democrático y abiertos con sus hijos.
- Darme dos hermanos maravillosos y entrañables (Coqui y Mariggi), quienes hasta hoy son mis más grandes amigos.
- Darme todo su cariño desde muy pequeño y haberlo expresado de forma abierta desde siempre y hasta ahora.
- Haberme enseñado lo valioso que es estudiar y trabajar para salir adelante.
- Darme la educación que tuve con un sacrificio que para mi hasta hoy es casi imposible de entender.
- Ser un ejemplo de lo que es surgir y ser exitoso en la vida a base de tu esfuerzo sin sacrificar tus principios.
- Enseñarme gran parte del mundo a muy temprana edad.
- Permitirme intervenir en conversaciones de adultos desde muy chico lo que me permitió aprender mucho escuchando la opinión de muchas personas.
- Incentivarme a participar en posiciones de liderazgo, en periodismo (lo cual hice limitadamente) y en política (lo cual no me he atrevido a hacer aún).
- Sostener grandes debates políticos e ideológicos que con mi hermano pueden convertirse en apasionantes y divertidos.
- Haberme llevado a navegar en submarinos y tener mi carné de submarinista honorario. Ser el hijo del Comandante, del Comandante de División o de la Fuerza de Submarinos le añadía privilegios especiales. Pequeña sacada de pecho...
- Ser el entrenador honorario del equipo de fútbol de mi clase en el colegio.
- Perdonar todos los errores que cometí, de niño, de adolescente y de adulto.
- Darme su opinión aunque yo no la quiera escuchar y escuchar la mía aún cuando no le guste.
- Haberme llevado al mejor momento futbolístico de mi vida, mi entrada a Matute a estadio lleno en 1975 en triunfo de Alianza Lima (4 a 1) contra Defensor Lima (en ese entonces campeón nacional). Hasta ahora me emociono con esa imagen.
- Haberme hecho hincha de Alianza cuando todos mis tíos (padrino incluido) eran de la U.
- Mandarme artículos recortados de El Bocón con noticias de Alianza cuando trabajaba en Alemania y no existía Internet.
- Llevarme a los toros y compartir con él momentos de pasión taurina en España, Colombia, Ecuador y en nuestra entrañable Plaza de Acho (con las disculpas de mis amigos antitaurinos).
- Haberme enseñado a no tomar trago barato (lo cual significó que su depósito de trago se vea diezmado con y sin su permiso).
- Cantar conmigo boleros antiguos los sábados de almuerzo familiar. De vez en cuando eran rancheras contra la voluntad de mi hermanito Coqui.
- Ser el mejor abuelo del mundo y espero que un muy buen suegro, pero eso lo tendrá que decir mi maravillosa mujer Josselyn.
Mi viejo no ha estado exento de errores. Como todos los hijos que idolatramos a nuestros padres de niños nos vamos dando cuenta con el pasar de los años que no eran perfectos y que nosotros tampoco lo somos ni lo seremos. Espero también haber aprendido no solo de sus grandes virtudes sino también de sus errores.
Mucho de lo que van a ver reflejado ha sido moldeado por todas estas y muchas experiencias más, pero para presentar lo que verán en este espacio creo que estas líneas les dan una idea de lo que soy y de donde vengo.
Gran abrazo,
jgh
jggh1401@1401.com
Gran abrazo,
jgh
jggh1401@1401.com
Hermosas palabras José.
ResponderEliminarDiego
lindo valorarlo, y poder exponerlo!!
ResponderEliminarBeso!!