Hoy amanecí pensando en Fernando Zavala y varios de los ministros y otros funcionarios de este gobierno que tengo la suerte de conocer. Todas ellas son personas de gran capacidad y honestas que han dejado sus actividades privadas para ayudar en un gobierno que ofrecía introducir cambios importantes en la forma de hacer gobierno en el Perú. Estoy seguro que la decisión que tomaron ayer no debió ser fácil. Mucho más sencillo es desde nuestras laptops, tablets y smart phones juzgar la decisión que tomaron ayer y criticarla desde todos los ángulos. Para algunos fue agresiva y una declaratoria de guerra, para otras pusilánime y entreguista.
El anuncio de PPK de defender la reforma educativa y al Ministro de Educación, pero sin llegar a la cuestión confianza en el Parlamento debe haber sido evaluada por el Presidente, el Primer Ministro y su círculo de confianza de manera exhaustiva. Finalmente llegaron a la mitad de camino entre pedirle la renuncia a Jaime Saavedra y hacer cuestión de confianza su censura en el Congreso. Pedir la renuncia significa hacérsela fácil a los fujimoristas y apristas sobre todo que no quieren correr con el riesgo político de una censura. Parece que ni Saavedra, ni sus compañeros de gabinete están dispuestos a darle ese placer aunque los voceros apristas insistan en el tema. Hacer cuestión de confianza era una colisión que no estaban dispuestos a asumir, por lo menos ahora. Es claro que están intentando empujar la responsabilidad política de esto a los
Como en toda decisión uno debe evaluar cuáles son las posibles consecuencias de ella para planificar los siguientes pasos. El resultado menos probable es que los fujimoristas finalmente no censuren a Saavedra, ya sea porque retrocedan en forma conjunta o porque de manera indirecta promocionen el ausentismo de una parte de su bancada para no llegar al número deseado. Por las declaraciones de la mayor parte de los congresistas después del mensaje esta no es una opción. Es decir, el resultado más probable es la censura del Ministro el jueves y con ello su potencial reemplazo. Esa persona ya debería tener a estas alturas del partido nombre y apellido. Se menciona como posibilidades a Daniel Mora, aunque yo preferiría que sea alguien del equipo actual de Saavedra para que se mantengan las políticas y el grupo humano que ha trabajado junto en los últimos años en las distintas reformas. Es probable que FP enfiles sus baterías contra el nuevo ministro y ya han demostrado que pueden encontrar razones donde sea para interpelar y luego censurar. ¿Qué plan hay en el caso que la mayoría parlamentaria decida interpelar al nuevo Ministro de Educación o cualquier otro funcionario? ¿Qué pasa si Keiko Fujimori no quiere conversar? ¿Cómo transmitirán esta posible negativa a la población? ¿Cuál es al plan de acción con los otros líderes? ¿Si acepta conversar qué es lo que se va a plantear en esta reunión? ¿Cuál es la agenda mínima del gobierno que plantearía? Hay muchos escenarios distintos y varios actores que pueden participar en ellos, a favor y en contra. Es decir, a estas alturas hay que tener Plan B, C, D hasta Plan Z preparado. Una persona o un grupo de personas cercana al Presidente debe estar abocado a este tema para que los ministros puedan dedicarse a sus carteras sin sobresaltos. En todo orden de las cosas en la vida uno tiene que plantearse escenarios, pero si estés en política y a cargo de un país debes tener claridad y cabeza fría para actuar según cada uno de los escenarios. Si no, estamos a bordo de un barco sin rumbo y ese es el peor de los escenarios para el Perú.
miércoles, 14 de diciembre de 2016
jueves, 8 de diciembre de 2016
¿Qué quiere Keiko Fujimori?
El gobierno de PPK tiene algo más de cuatro meses de vida. En ese período ha cometido errores y ha tenido torpezas políticas evidentes que hasta sus más recalcitrantes seguidores deben reconocer. Hasta ahora ha jugado en un escenario con un enemigo (sí, enemigo) político que la dio algunas concesiones pero siempre fue agresivo en su comunicación y sus gestos con una lideresa que ha aparecido una vez de manera estratégica antes de declarar ante la Fiscalía por la investigación que tiene por lavado de activos.
La interpelación y muy posible censura del Ministro de Educación obedece a varias razones. Una es venganza política y descrédito contra el funcionario de mayor nivel que provino del gobierno de Humala. La segunda, intereses subyacentes de las universidades privadas que no quieren perder sus beneficios y autonomía para poder seguir haciendo sus negocios en desmedro de la calidad educativa. Tienen representantes directos en el Congreso y seguramente han financiado la campaña de varios de los que están interpelando a Saveedra. Si bien pueden cambiar la Ley Universitaria sin censurarlo, sacar a quien representa esta ley les da otra justificación para ir por el objetivo mayor. La tercera es que Keiko Fujimori, a través de su mayoría congresal quiera maniatar al gobierno a través de una demostración de fuerza que debilite al Ejecutivo y poder establecer su agenda desde el Congreso. En el más tenue de los escenarios es tener un Ejecutivo subordinado, en el más agresivo buscar una vacancia y vacío de poder.
Retrocediendo a julio de este año me pregunto si Keiko Fujimori y su entorno se han dado cuenta que las elecciones las pierden por la percepción negativa de una gran parte de los peruanos no solo con respecto a su padre y su gobierno, sino también frente a los nuevos cuadros y actitudes de ella como lideresa. El voto anti fujimorista (Alberto y Keiko) proviene no solo de la izquierda por motivos ideológicos, sino de parte de quienes incluso sintiéndose cercanos a los planteamientos naranjas no votaron por ellos por percibir que Keiko no se ha desprendido ni de la corrupción ni del autoritarismo. Las razones expuestas en el párrafo anterior van justamente al grano y van a acentuar la percepción negativa de una parte de la población con respecto al movimiento fujimorista. En vez de suavizarse como lo hizo en la primera vuelta Keiko ha decidido radicalizar la posición de la segunda vuelta. Los resultados se verán en el futuro, el problema es el presente, pues lo que tenemos es un escenario político muy inestable que puede afectar de manera significativa el margen de maniobra que tienen este gobierno para avanzar en las reformas y en la promoción de le inversión.
La pregunta del día es, ¿qué está buscando Keiko Fujimori?
lunes, 31 de octubre de 2016
"Mucho ruido y poco tino, la polémica del BCR"
El desmanejo fiscal del gobierno de AGP y un manejo político e irresponsable de la política monetaria por parte del BCR fueron las grandes causas de la hiperinflación y el gran retroceso económico que vivimos a finales de los ochentas (no fue un fenómeno internacional como nos quiere hacer creer el ex Presidente García). Por esa razón una de las reformas más importantes que se realizó en los noventas y una de las menos discutidas, salvo por un sector de la izquierda más radical, es la de la independencia del BCR. Para ello se le atribuye una independencia del poder político y se le dota con recursos propios que permite tener un equipo de profesionales de primera categoría que son los que recomiendan al Directorio cuáles deben ser los lineamientos de política monetaria y durante las últimas dos décadas y media hemos tenido un manejo responsable y profesional que incluso ha merecido galardones y reconocimiento internacional.
Si revisamos rápidamente vemos que desde 1990 los directorios han sido conformados en su gran mayoría por economistas profesionales, con la intervención esporádica de empresarios como Alberto Benavides, Carlos Castro o José Chlimper, ex ejecutivos bancarios como Francisco González o profesionales de otras especialidades como Gonzalo García Nuñez, Beatriz Boza o Sandro Fuentes. la designación de profesionales de otras especialidades es positiva en la medida en que contribuye con otra visión al manejo del tema inflacionario contribuyendo con una visión distinta del tema de las expectativas de los agentes económicos. Así lo reconoce el mismo Richard Webb en su artículo "Mi Directorio Ideal" publicado el 30 de octubre de 2016 en El Comercio. ¿Nos debe asustar la presencia de no economistas en el Directorio del BCR? Para nada, en la medida que sean profesionales serios y reconocidos en su campo.
¿Ha sido legal el nombramiento de los directores por parte del Congreso? En términos de procedimiento y con las reglas actuales, la elección fue legal y eso es indiscutible. ¿Hubiera sido mejor exponer clara y transparentemente los méritos de cada uno de los candidatos? Sin duda que sí y además el debate pudo haber sido más amplio para que cada uno de los grupos tengan más tiempo para prepararlo. Es decir, las formas pudieron ser mejores y deben serlo para que la población esté más informada. Las reglas no lo dicen, pero también pudo haber consenso para que la mayoría designe a uno o dos directamente, dándole a los otros grupos minoritarios la oportunidad de ponerse de acuerdo y en consenso nombrar a por lo menos uno de los directores para que pueda nombrarse un grupo más plural. Eso era posible en escenarios con bancadas más equilibradas, pero Fuerza Popular decidió votar por sus dos candidatos y de la terna presentada por los otros grupos escogió al más afín a ellos, pues si bien Rafael Rey fue propuesto p or el APRA sabemos que fue parte de la terna presidencial de Keiko Fujimori en las elecciones del 2011.
“Los Directores deben ser peruanos, tener reconocida solvencia moral y poseer amplia competencia y experiencia en economía y finanzas. No representan a entidad o interés particular alguno y su voto debe tener en cuenta únicamente el cumplimiento de la finalidad y las funciones del Banco”. Los requisitos se basan en la moralidad y la competencia de los Directores y en que no haya conflicto de interés para ejercer la función. Idealmente no debe existir ninguna sospecha sobre la moralidad del Director y debe ser una persona que sepa sobre finanzas y economía, aunque no dice que tenga que ser economista. Tampoco podría ser Gerente de un banco e idealmente no debería estar activamente en política. Lo cierto es que son características que al final resultan subjetivas y sujetas a interpretación, pero que los poderes encargados de nombrar a los directores deben interpretar de la manera más estricta posible para cumplir con su mandato y es justamente lo que no parecen haber hecho.
¿Cumplen los directores nombrados por el Ejecutivo y el Legislativo con esas características de manera categórica y que no ofrezca discusión. Cinco de ellos claramente. Los cuatro nombrados por el Ejecutivo, Julio Velarde, Miguel Palomino, Javier Escobal y Gustavo Yamada no han tenido vida política activa, son excelentes economistas y personas sobre las cuales no existen acusaciones legales o de otra índole. Elmer Cuba no tenía actividad política conocida y frecuente hasta que decidió apoyar a Fujimori en su campaña, dándole un aura de profesionalismo y transparencia a Fuerza Popular. A favor de él se puede decir que nunca intervino de manera agresiva y que su comportamiento durante la campaña estuvo alejado de discusiones de bajo nivel. Al final se puede desprender que es un economista exitoso con esporádicas apariciones en política, pero sobre el cual no pesa ninguna acusación. En el caso de José Chlimper la situación es por decir lo menos bastante gris. Es un empresario exitoso que ya ha sido Director del BCR, por lo que podemos decir que tiene las características profesionales para ocupar el puesto y sus cuestionamientos vienen por el lado de la reconocida solvencia moral. Sin dejar de lado la presunción de inocencia podemos decir que fue o es uno de los personajes claves de FP, ha sido su Secretario General y tuvo una actuación discutida en el caso de Joaquin Ramirez. Por lo menos presenta dudas en este campo. La gran pregunta que se plantea es si no existían en el entorno fujimorista un candidato con iguales y mejores capacidades, pero que no haya estado tan activo en política y que no tenga cuestionamientos de la opinión pública. Además de sus dos candidatos, FP apoyó al candidato presentado por el APRA, Rafael Rey, quien públicamente ha renacido que va a aprender para poder desempeñar bien su cargo, lo cual presenta dudas acerca de su amplia competencia y experiencia en economía y finanzas.
Independientemente del análisis de los candidatos parece ser que FP manda un mensaje de fuerza al gobierno y a la izquierda demostrando su fuerza y lo que están dispuestos a hacer por ella. Federico Salazar en su artículo "Imponer, Imponer, Imponer" expone muy bien los riesgos de que los directores del BCR no tengan o hayan tenido afiliación política y analiza justamente la forma en que la primera mayoría del Congreso ha manejado este tema y que se puede extrapolar para las otras decisiones que quiera imponer en este lustro, no solo para nombramientos, sino también para leyes e interpelaciones y censuras.
¿Existe algún riesgo para el manejo profesional de la política monetaria del BCR? Ninguno, porque para empezar la plana profesional del BCR, comandada por Renzo Rossini, es muy competente y seguirá efectuando su labor, ajena al ruido político. A nivel de directorio, los cuatro designados por el Ejecutivo y Elmer Cuba aseguran que la dirección profesional permanecerá en el más alto nivel. Pareciera también que tanto Chlimper como Rey no serán una fuerza opositora y que se sumarán a las decisiones que tomará la mayoría, basados sobre las sugerencias de la gerencia del BCR. La verdad que tampoco hubiera habido algún riesgo si es que se nombraban personajes más afines a la izquierda como Herrera Descalzi o Campodónico. El directorio del BCR ha tenido como miembros a Oscar Dancourt, Gonzalo García, Daniel Schydlowski y Kurt Burneo y en ningún momento tuvimos un manejo irresponsable que nos haya podido llevar a perder el control sobre la inflación.
El riesgo mayor proviene de un estilo político desde el Congreso, que secundada por sus operadores políticos y de medios pueda querer imponer cambios en leyes y deje de lado formas democráticas indispensables aprovechando la mayoría contundente en el Congreso. Deberán tener cuidado Keiko Fujimori y sus congresistas con esta conducta, que puede aumentar la percepción que tiene un gran sector de la población con respecto a su estilo autoritario y anti democrático. Son los hechos y las formas las que van a ir moldeando el escenario para las próximas elecciones regionales y luego presidenciales. El voto antifujimorista existe y ha impedido ganarle las elecciones a Keiko Fujimori contra candidatos como Humala y PPK.
En conclusión, no habrán problemas con el BCR, pero los nombramientos del Congreso fueron realizados con criterios más políticos que técnicos, levantando olas innecesarias con una gran demostración de fuerza y poder por parte de FP. Darle la potestad de nombrar a uno de los directores a grupos políticos más representativos que el APRA hubiera transmitido una mejor imagen para el fujimorismo, sobre todo de cara a los 4.5 años que todavía falta para que acabe el regimen. Por otro lado, se sienta un mal precedente al usarse criterios políticos y no técnicos para elegir el directorio de una entidad que debe estar alejada de los vaivenes políticos. Quizás sea hora de cambiar de fórmula de elección despolitizando los nombramientos y haciéndolos escalonadas para no depender del gobierno o congreso de turno. Un alternativa es usar el método chileno como lo sugiere Jose Luis Bonifaz en su columna "A rey muerto", publicada hoy en El Comercio
P.S. El Presidente Kaczynski perdió nuevamente la oportunidad de quedarse callado y opinó favorablemente con respecto a uno de los candidatos cuestionados por parte de la opinión pública y otras fuerzas políticas. Primero, porque quedando al margen de esta discusión se eleva por encima del debate público y no se abre otro frente más y segundo porque parece que ni siquiera en su partido se habían puesto de acuerdo en que posición tomar, por lo que nuevamente da la impresión de tener una bancada dividida y con posiciones antagónicas con el Ejecutivo.
Si revisamos rápidamente vemos que desde 1990 los directorios han sido conformados en su gran mayoría por economistas profesionales, con la intervención esporádica de empresarios como Alberto Benavides, Carlos Castro o José Chlimper, ex ejecutivos bancarios como Francisco González o profesionales de otras especialidades como Gonzalo García Nuñez, Beatriz Boza o Sandro Fuentes. la designación de profesionales de otras especialidades es positiva en la medida en que contribuye con otra visión al manejo del tema inflacionario contribuyendo con una visión distinta del tema de las expectativas de los agentes económicos. Así lo reconoce el mismo Richard Webb en su artículo "Mi Directorio Ideal" publicado el 30 de octubre de 2016 en El Comercio. ¿Nos debe asustar la presencia de no economistas en el Directorio del BCR? Para nada, en la medida que sean profesionales serios y reconocidos en su campo.
¿Ha sido legal el nombramiento de los directores por parte del Congreso? En términos de procedimiento y con las reglas actuales, la elección fue legal y eso es indiscutible. ¿Hubiera sido mejor exponer clara y transparentemente los méritos de cada uno de los candidatos? Sin duda que sí y además el debate pudo haber sido más amplio para que cada uno de los grupos tengan más tiempo para prepararlo. Es decir, las formas pudieron ser mejores y deben serlo para que la población esté más informada. Las reglas no lo dicen, pero también pudo haber consenso para que la mayoría designe a uno o dos directamente, dándole a los otros grupos minoritarios la oportunidad de ponerse de acuerdo y en consenso nombrar a por lo menos uno de los directores para que pueda nombrarse un grupo más plural. Eso era posible en escenarios con bancadas más equilibradas, pero Fuerza Popular decidió votar por sus dos candidatos y de la terna presentada por los otros grupos escogió al más afín a ellos, pues si bien Rafael Rey fue propuesto p or el APRA sabemos que fue parte de la terna presidencial de Keiko Fujimori en las elecciones del 2011.
“Los Directores deben ser peruanos, tener reconocida solvencia moral y poseer amplia competencia y experiencia en economía y finanzas. No representan a entidad o interés particular alguno y su voto debe tener en cuenta únicamente el cumplimiento de la finalidad y las funciones del Banco”. Los requisitos se basan en la moralidad y la competencia de los Directores y en que no haya conflicto de interés para ejercer la función. Idealmente no debe existir ninguna sospecha sobre la moralidad del Director y debe ser una persona que sepa sobre finanzas y economía, aunque no dice que tenga que ser economista. Tampoco podría ser Gerente de un banco e idealmente no debería estar activamente en política. Lo cierto es que son características que al final resultan subjetivas y sujetas a interpretación, pero que los poderes encargados de nombrar a los directores deben interpretar de la manera más estricta posible para cumplir con su mandato y es justamente lo que no parecen haber hecho.
¿Cumplen los directores nombrados por el Ejecutivo y el Legislativo con esas características de manera categórica y que no ofrezca discusión. Cinco de ellos claramente. Los cuatro nombrados por el Ejecutivo, Julio Velarde, Miguel Palomino, Javier Escobal y Gustavo Yamada no han tenido vida política activa, son excelentes economistas y personas sobre las cuales no existen acusaciones legales o de otra índole. Elmer Cuba no tenía actividad política conocida y frecuente hasta que decidió apoyar a Fujimori en su campaña, dándole un aura de profesionalismo y transparencia a Fuerza Popular. A favor de él se puede decir que nunca intervino de manera agresiva y que su comportamiento durante la campaña estuvo alejado de discusiones de bajo nivel. Al final se puede desprender que es un economista exitoso con esporádicas apariciones en política, pero sobre el cual no pesa ninguna acusación. En el caso de José Chlimper la situación es por decir lo menos bastante gris. Es un empresario exitoso que ya ha sido Director del BCR, por lo que podemos decir que tiene las características profesionales para ocupar el puesto y sus cuestionamientos vienen por el lado de la reconocida solvencia moral. Sin dejar de lado la presunción de inocencia podemos decir que fue o es uno de los personajes claves de FP, ha sido su Secretario General y tuvo una actuación discutida en el caso de Joaquin Ramirez. Por lo menos presenta dudas en este campo. La gran pregunta que se plantea es si no existían en el entorno fujimorista un candidato con iguales y mejores capacidades, pero que no haya estado tan activo en política y que no tenga cuestionamientos de la opinión pública. Además de sus dos candidatos, FP apoyó al candidato presentado por el APRA, Rafael Rey, quien públicamente ha renacido que va a aprender para poder desempeñar bien su cargo, lo cual presenta dudas acerca de su amplia competencia y experiencia en economía y finanzas.
Independientemente del análisis de los candidatos parece ser que FP manda un mensaje de fuerza al gobierno y a la izquierda demostrando su fuerza y lo que están dispuestos a hacer por ella. Federico Salazar en su artículo "Imponer, Imponer, Imponer" expone muy bien los riesgos de que los directores del BCR no tengan o hayan tenido afiliación política y analiza justamente la forma en que la primera mayoría del Congreso ha manejado este tema y que se puede extrapolar para las otras decisiones que quiera imponer en este lustro, no solo para nombramientos, sino también para leyes e interpelaciones y censuras.
¿Existe algún riesgo para el manejo profesional de la política monetaria del BCR? Ninguno, porque para empezar la plana profesional del BCR, comandada por Renzo Rossini, es muy competente y seguirá efectuando su labor, ajena al ruido político. A nivel de directorio, los cuatro designados por el Ejecutivo y Elmer Cuba aseguran que la dirección profesional permanecerá en el más alto nivel. Pareciera también que tanto Chlimper como Rey no serán una fuerza opositora y que se sumarán a las decisiones que tomará la mayoría, basados sobre las sugerencias de la gerencia del BCR. La verdad que tampoco hubiera habido algún riesgo si es que se nombraban personajes más afines a la izquierda como Herrera Descalzi o Campodónico. El directorio del BCR ha tenido como miembros a Oscar Dancourt, Gonzalo García, Daniel Schydlowski y Kurt Burneo y en ningún momento tuvimos un manejo irresponsable que nos haya podido llevar a perder el control sobre la inflación.
El riesgo mayor proviene de un estilo político desde el Congreso, que secundada por sus operadores políticos y de medios pueda querer imponer cambios en leyes y deje de lado formas democráticas indispensables aprovechando la mayoría contundente en el Congreso. Deberán tener cuidado Keiko Fujimori y sus congresistas con esta conducta, que puede aumentar la percepción que tiene un gran sector de la población con respecto a su estilo autoritario y anti democrático. Son los hechos y las formas las que van a ir moldeando el escenario para las próximas elecciones regionales y luego presidenciales. El voto antifujimorista existe y ha impedido ganarle las elecciones a Keiko Fujimori contra candidatos como Humala y PPK.
En conclusión, no habrán problemas con el BCR, pero los nombramientos del Congreso fueron realizados con criterios más políticos que técnicos, levantando olas innecesarias con una gran demostración de fuerza y poder por parte de FP. Darle la potestad de nombrar a uno de los directores a grupos políticos más representativos que el APRA hubiera transmitido una mejor imagen para el fujimorismo, sobre todo de cara a los 4.5 años que todavía falta para que acabe el regimen. Por otro lado, se sienta un mal precedente al usarse criterios políticos y no técnicos para elegir el directorio de una entidad que debe estar alejada de los vaivenes políticos. Quizás sea hora de cambiar de fórmula de elección despolitizando los nombramientos y haciéndolos escalonadas para no depender del gobierno o congreso de turno. Un alternativa es usar el método chileno como lo sugiere Jose Luis Bonifaz en su columna "A rey muerto", publicada hoy en El Comercio
P.S. El Presidente Kaczynski perdió nuevamente la oportunidad de quedarse callado y opinó favorablemente con respecto a uno de los candidatos cuestionados por parte de la opinión pública y otras fuerzas políticas. Primero, porque quedando al margen de esta discusión se eleva por encima del debate público y no se abre otro frente más y segundo porque parece que ni siquiera en su partido se habían puesto de acuerdo en que posición tomar, por lo que nuevamente da la impresión de tener una bancada dividida y con posiciones antagónicas con el Ejecutivo.
sábado, 12 de marzo de 2016
Tremenda encrucijada
No he escrito de política ni de las elecciones antes porque no me gusta escribir sin estar informado y porque todo el tema sigue siendo confuso y, sin ninguna duda, con elementos turbios que están contaminando un proceso electoral que nació con poca legitimidad y que ha ido perdiéndola en el camino y cuyo futuro es tremendamente incierto. Luego de leer y analizar muchas posiciones me atrevo a dar mi opinión acerca de un proceso que de ser posible tendría que empezar de cero. Todo arranca con dos y hasta tres factores importantes que preceden todo el proceso electoral.
La primera es la idoneidad de los miembros del Jurado Nacional de Elecciones, pues la pobredumbre de nuestras instituciones judiciales y políticas ha ocasionado que varios de sus miembros sean cuestionados por temas de afiliación política o corrupción. Si estas acusaciones son ciertas como lo sostiene Gustavo Gorriti y otros periodistas entonces él proceso estaba viciado y nuestra débil estructura institucional permite que ello suceda.
La segunda es la reforma electoral, incompleta y definitivamente complicada, llena de trabas y formalidades para las candidaturas como si los partidos políticos del Perú realmente existieran y no fueran en su mayoría un grupo de amigos que se juntan cada cinco años para presentarse a elecciones generales o cada cuatro años a elecciones locales o regionales. En esta maraña de exigencias los errores acerca de procesos fingidos y ficticios, como nombramiento de Comités Electorales de elecciones que nunca se llevan a cabo, van a existir de todas maneras. En conclusión, salvo honrosas excepciones, el tema de la democracia interna es acerca de redactar y firmar acuerdos de actos que no existen porque los partidos en el Perú tienen dueños llamados fundadores, candidatos naturales, caudilos, líderes históricos o salvadores del Perú. En vez de legislar sobre temas cruciales como el voto preferencial o el financiamiento de los partidos el Congreso innovó y/o continuó con requisitos de ficciones de democracia interna dentro de los partidos. Obviamente que promulgar la ley cuando ya se ha convocado a la contienda electoral tampoco ayuda a legitimar el proceso.
La tercera, menos importante, pero que adquiere relevancia por lo sucedido es que se demoró demasiado en convocar a estas elecciones. El Presidente Humala lo hizo en los plazos legales, pero si hubiera tenido algo más de visión y preocupación de estadista, en vez de cálculos políticos egoístas pudo haber dado más tiempo para que todos los entuertos que se han generado puedan ser resueltos más rápido y sin generar tanta suspicacia. Ahora estamos con las elecciones encima y la incertidumbre es lo único cierto.
Ninguno de los tres poderes del Estado ha estado a la altura del reto que significa continuar con un ejercicio de elecciones en una democracia aún débil como la peruana.
Yo no estoy de acuerdo con la anulación/tacha de las candidaturas de Todos por el Perú (Julio Guzmán) y de César Acuña. Es absolutamente cierto que, por inexperiencia, muchos de los requisitos y formalidades del registro de partidos no fueron cumplidas por TPP, pero recientes investigaciones periodísticas muestran que hay otros en la misma situación (Alianza Popular y PPK) y estoy seguro que si continúan podría descalificarse a todos o la gran mayoría de los partidos o candidatos. Lo mismo sucede con la candidatura de César Acuña, cuya práctica de dar dádivas parece haber sido replicada por Keiko Fujimori. Esta práctica tan antigua como comprar votos con butifarra en el Perú es definitivamente inmoral y merece ser desterrada de la política de nuestro país. Mi pregunta es si se debe excluir a los candidatos por ello, aunque en este caso la ley parece ser clara y no distingue tampoco entre regalar un libro de 25 soles o un chaleco antibalas de 2,000 dólares. Lo ideal hubiera sido una renuncia ética de Acuña cuando se descubrieron sus plagios y sus robos de libros, pero eso era mucho pedir dada la calidad moral del personaje. Lo rescatable es que según las encuestas su candidatura ya era viable.
Todo esto nos lleva a una situación donde cinco de los candidatos con mayor intención de voto y que suman alrededor del 75% u 80% de la intención de voto podrían ser excluidos o tachados del proceso. El JNE podría parar con Acuña y Guzmán, pero podría continuar por los menos con tres más, dependiendo del criterio que quieran usar. Lo cierto es que como todos sabemos hay interpretaciones legales para todos los gustos y muchas de las opiniones vienen teñidas con el color de las preferencias políticas. Por ello es que un Jurado Nacional de Elecciones intachable es tan importante, pues generaría la confianza de que las decisiones no se toman por influencias políticas.
Dado todo este contexto una posible solución sería anular este proceso y convocar a elecciones nuevas que se darían en mayo con segunda vuelta a comienzos de julio para no postergar la transición política. Lamentablemente ello requeriría un liderazgo político tremendo de parte del Presidente Humala (complicado) y el apoyo de todas las fuerzas políticas. Entre todos deberían no sólo ponerse de acuerdo en simplificar las reglas de juego actuales, apoyarlas y conducir el proceso de elección de un nuevo Jurado Nacional de Elecciones. De lo contrario los electores podrían patear el tablero no yendo a votar o votando en blanco, lo cual pondría al Perú en un peligroso limbo político y económico. Puede ser que el ausentismo o el voto en blanco no sea suficiente para anular la legalidad de las elecciones, pero si lo suficiente como para anular su legitimidad, lo cual afectaría la estabilidad y necesaria tranquilidad que necesitamos para realizar las reformas y encumbrar al país hacia el crecimiento y el desarrollo. Tremenda encrucijada.
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