El gobierno de PPK tiene algo más de cuatro meses de vida. En ese período ha cometido errores y ha tenido torpezas políticas evidentes que hasta sus más recalcitrantes seguidores deben reconocer. Hasta ahora ha jugado en un escenario con un enemigo (sí, enemigo) político que la dio algunas concesiones pero siempre fue agresivo en su comunicación y sus gestos con una lideresa que ha aparecido una vez de manera estratégica antes de declarar ante la Fiscalía por la investigación que tiene por lavado de activos.
La interpelación y muy posible censura del Ministro de Educación obedece a varias razones. Una es venganza política y descrédito contra el funcionario de mayor nivel que provino del gobierno de Humala. La segunda, intereses subyacentes de las universidades privadas que no quieren perder sus beneficios y autonomía para poder seguir haciendo sus negocios en desmedro de la calidad educativa. Tienen representantes directos en el Congreso y seguramente han financiado la campaña de varios de los que están interpelando a Saveedra. Si bien pueden cambiar la Ley Universitaria sin censurarlo, sacar a quien representa esta ley les da otra justificación para ir por el objetivo mayor. La tercera es que Keiko Fujimori, a través de su mayoría congresal quiera maniatar al gobierno a través de una demostración de fuerza que debilite al Ejecutivo y poder establecer su agenda desde el Congreso. En el más tenue de los escenarios es tener un Ejecutivo subordinado, en el más agresivo buscar una vacancia y vacío de poder.
Retrocediendo a julio de este año me pregunto si Keiko Fujimori y su entorno se han dado cuenta que las elecciones las pierden por la percepción negativa de una gran parte de los peruanos no solo con respecto a su padre y su gobierno, sino también frente a los nuevos cuadros y actitudes de ella como lideresa. El voto anti fujimorista (Alberto y Keiko) proviene no solo de la izquierda por motivos ideológicos, sino de parte de quienes incluso sintiéndose cercanos a los planteamientos naranjas no votaron por ellos por percibir que Keiko no se ha desprendido ni de la corrupción ni del autoritarismo. Las razones expuestas en el párrafo anterior van justamente al grano y van a acentuar la percepción negativa de una parte de la población con respecto al movimiento fujimorista. En vez de suavizarse como lo hizo en la primera vuelta Keiko ha decidido radicalizar la posición de la segunda vuelta. Los resultados se verán en el futuro, el problema es el presente, pues lo que tenemos es un escenario político muy inestable que puede afectar de manera significativa el margen de maniobra que tienen este gobierno para avanzar en las reformas y en la promoción de le inversión.
La pregunta del día es, ¿qué está buscando Keiko Fujimori?
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